El efecto nocebo es el culpable de que algunas personas sufran efectos adversos al recibir un tratamiento solo porque los esperan de antemano. Un nuevo trabajo revela claves de este curioso fenómeno: si el paciente cree que el fármaco es caro, los daños se hacen más intensos. Las áreas cerebrales implicadas son similares a las del placebo.

El efecto placebo es el curioso proceso por el que un paciente siente que mejora a través de un tratamiento inerte, que nada tiene que ver con su enfermedad. Se sabe que el efecto tiende a ser mayor si el tratamiento es más caro y si se asocia a una marca. Ahora ,un equipo de investigadores de las universidades de Hamburgo colorado y Cambridge han mostrado que lo mismo sucede con su hermano malvado, el efecto nocebo.,

Ante la expectativa de un efecto secundario, la impresión de que un tratamiento es caro aumenta la probabilidad de que el daño aparezca. Lo publican en la revista Science, junto con una descripción de los mecanismos cerebrales que tienen lugar.

El efecto placebo se ha observado en fenómenos tan diferentes como el temblor del párkinson, las diarreas del colon irritable o la hipertensión arterial.

El más estudiado es la percepción del dolor, desde que estudios con dentistas hace más de 30 años mostraran que podía equivaler al uso de 5 miligramos de morfina. Este fue el aspecto elegido en el nuevo trabajo.

Muchos estudios se han centrado en el efecto placebo”, reconoce a Sinc Alexandra Tinnermann, la primera autora del artículo. “Desgraciadamente, no hay tantos que investiguen el efecto nocebo –porque éticamente es más difícil–, aunque los investigadores están de acuerdo en que es importante minimizar sus efectos en la práctica médica”. En ambos efectos desempañan un papel importante la susceptibilidad individual, la memoria de episodios pasados,la ingormacion recibida y las espectativas particulares.

 

La ética del placebo y el nocebo.

El uso del efecto placebo despierta conflictos éticos: administrar un tratamiento inerte sin informar al paciente no es el procedimiento ideal. Aun así, el 12% de los médicos admite emplearlo habitualmente, por ejemplo, con pastillas de azúcar. Y hasta el 77% reconoce usar placebos impuros: piden pruebas no indicadas para que el paciente se sienta “mejor atendido” o recetan antibióticos contra enfermedades víricas, para las que son absolutamente ineficaces.

Según algunos expertos, el efecto nocebo puede despertar menos dilemas éticos, ya que la intención del médico debería ser la de minimizarlo. Sin embargo, tampoco parece estar exento de ellos: ¿hasta qué punto debe ocultarse información sobre posibles efectos secundarios para evitarlos?

¿Cómo debe comunicarse? La respuesta es importante porque sus consecuencias diarias no son desdeñables.

En un comentario al nuevo artículo, publicado en el mismo número de la revista Science, la doctora de la universidad de Maryland Luana Colloca citaba un reciente trabajo sobre las estatinas, que son medicamentos para bajar el colesterol. Aunque pueden provocar efectos adversos, buena parte de ellos parecen deberse al efecto nocebo. Según los autores, el hecho de que los medios de comunicación hayan difundido el mensaje de que suceden en una de cada cinco personas ha llevado a que muchos pacientes con enfermedad cardiovascular abandonaran el tratamiento. Las consecuencias se han estimado en miles de infartos e ictus que podrían haberse evitado.

Fuente: SINC

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